Y aunque te vean de piedra, también somos frágiles.
Y es que intuí que se rompía.
Yo no le veía la cara pero el hecho de que no hablara, he dicho ya está, se ha roto.
Y yo me he roto con ella.
Son los versos robados, los que queman cada noche. Las palabras que tapan con su velo los puñales. La poesía dedicada a las cosas que nunca tendremos. Alimentando nuestra propia tristeza y miedo. Y dime niña, ¿qué es aquello que tanto anhelas, si nunca has tenido? Y dile niña, ¿con qué sueñas cada noche sabiendo que no ya lo habías perdido? La voz resuena en tu cabeza, ríndete, dice profunda. Ríndete y deja que la oscuridad te destruya.