Entradas

Te he visto en ciudades en las que ya no me encuentro. Ruido blanco en mi cabeza y flores marchitas que esperan. Y el tiempo, viejo conocido de una herida que no cierra. Sigue corriendo, hacia delante. Y si te tropiezas, que nadie te levante.
Me gustaría que el tiempo pasase más rápido, y curase las heridas. Que el aire sea más fresco y adormezca nuestros anhelos. Se aproximan días de verano que queman, junto sus largas noches. Y te preguntas si fue la vida la que ni si quiera nos brindó una oportunidad. O si fuimos nosotros mismos. Yo veo las respuestas, tú mientras andas ciego.

1

El tiempo ha pasado como un cuchillo. Tu ausencia se ha marcado a fuego en la piel y aún me despierto días pensando que sigues aquí. Recuerdo cada una de tus palabras y me recrimino a diario no haber podido luchar en tu lugar. Y oigo tu voz que me diría que no es mi culpa, que fue una decisión tuya y que fui hasta el final el faro que te alumbraba. Pero no fue suficiente. Recuerdo que el día que me hiciste prometer que yo nunca me rendiría y que lucharía por todo lo que quiero. Y si vieras como ha cambiado todo. Aún no sabía que te estaba prometiendo vivir por los dos. Y me come la rabia, cuando te echo de menos, cuando veo que la gente no valora a quien importa de verdad, cuando veo a la gente que quiero sufrir. Y me come la rabia, que hace ya un año que no estás aquí.
El aire se vuelve espeso Desde el oasis de tranquilidad puedes sentir como el ambiente cambia. Que se aproxima una tormenta de verano, lo hueles en el ambiente. Pero niegas lo evidente. Y lo negarás 3 veces, como hizo San Pedro con Jesús. Lo negarás tantas veces hasta que tú mismo te lo creas. Y no se quién es más valiente, por saber la verdad y afrontarla. O quién más cobarde, por no querer contármela. Eres un agujero negro, arruínas la vida de la gente. Desde el oasis de tranquilidad.
Y cada vez que te miraba, me parecías la persona más preciosa del mundo. Amor, de ti ya no me queda ni el rencor.
Son tan vivos, que me cuesta distinguir los sueños de la realidad. Mi subconsciente hablandome por las noches, mostrándome aquello que tanto quiero, tanto añoro, y tanto necesito. En mis sueños no hay dolor, no hay tristeza, no hay malestar, no hay veneno, ni enfermedad. Pero la noche llega a su fin, y yo no quiero despertar. Pero los sueños, sueños son.
Sigamos actuando como si fuéramos inmortales Como si nuestro tiempo no se agotara Como si el de las personas que nos rodean tampoco Sigamos comportándonos como si las personas fueran a estar esperando toda la vida Como si fuera imposible que un día cuando te levantes veas que ya nunca más estaré. Que no quiera más volver. Sigamos demostrando que somos imbéciles Sigamos perdiendo el tiempo.