Si toco en el aire el espacio de tu ausencia.
Lo noto frío y espeso, como si el tiempo ahí no fluyera.
Cuando se te entumecen las mejillas de la humedad de tus ojos.
Cuando sientas que todo está perdido, que ya no queda miedo porque ya no queda más que perder.
Vuelvo a tocar ese espacio vacío en el aire.
Tan frío y sin embargo es lo único que noto cálido.
Pensar que un día tu ausencia fue presencia.
Son los versos robados, los que queman cada noche. Las palabras que tapan con su velo los puñales. La poesía dedicada a las cosas que nunca tendremos. Alimentando nuestra propia tristeza y miedo. Y dime niña, ¿qué es aquello que tanto anhelas, si nunca has tenido? Y dile niña, ¿con qué sueñas cada noche sabiendo que no ya lo habías perdido? La voz resuena en tu cabeza, ríndete, dice profunda. Ríndete y deja que la oscuridad te destruya.