Son tan vivos, que me cuesta distinguir los sueños de la realidad.
Mi subconsciente hablandome por las noches, mostrándome aquello que tanto quiero, tanto añoro, y tanto necesito.
En mis sueños no hay dolor, no hay tristeza, no hay malestar, no hay veneno, ni enfermedad.
Pero la noche llega a su fin, y yo no quiero despertar.
Pero los sueños, sueños son.
Sigamos actuando como si fuéramos inmortales Como si nuestro tiempo no se agotara Como si el de las personas que nos rodean tampoco Sigamos comportándonos como si las personas fueran a estar esperando toda la vida Como si fuera imposible que un día cuando te levantes veas que ya nunca más estaré. Que no quiera más volver. Sigamos demostrando que somos imbéciles Sigamos perdiendo el tiempo.