El aroma del café inunda la habitación.
Compite con tu recuerdo y con tu ausencia.
Menos amargo que la idea de saber que nunca vas a estar, y que yo estaré siempre.
Con más cuerpo ahora mismo que yo, que ha perdido las fuerzas y se debate entre levantarse y salir de la habitación.
O quedarse con el café y los recuerdos.
Sigamos actuando como si fuéramos inmortales Como si nuestro tiempo no se agotara Como si el de las personas que nos rodean tampoco Sigamos comportándonos como si las personas fueran a estar esperando toda la vida Como si fuera imposible que un día cuando te levantes veas que ya nunca más estaré. Que no quiera más volver. Sigamos demostrando que somos imbéciles Sigamos perdiendo el tiempo.