Hay un vacío, que no se llena.
Personas que anhelas en el cielo, o aquí en la tierra.
Si cada cicatriz cuenta una historia, déjame que recorra el mapa de tu vida, pero no leas la mía.
Que la llenabas tanto de luz y a la vez tú mismo te eclipsabas.
Mientras las olas rompan en la costa, y mientras el faro no apague su luz.
Son los versos robados, los que queman cada noche. Las palabras que tapan con su velo los puñales. La poesía dedicada a las cosas que nunca tendremos. Alimentando nuestra propia tristeza y miedo. Y dime niña, ¿qué es aquello que tanto anhelas, si nunca has tenido? Y dile niña, ¿con qué sueñas cada noche sabiendo que no ya lo habías perdido? La voz resuena en tu cabeza, ríndete, dice profunda. Ríndete y deja que la oscuridad te destruya.