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Mostrando entradas de septiembre, 2018
Yo me entero de todo. Y no veas como duele.
Biológicamente cumplimos años. Nos hacemos mayores. Nos asocian un número, que solo representa la edad natural. No tienes porque haber empezado a vivir el día que nacistes. Igual que puedes estar muerto antes de morirte. Nuestra edad real es la de nuestro alma, la de nuestro corazón, que va marcada por nuestras vivencias, sentimientos y emociones. Nosotros elegimos cuando vivimos. Nosotros elegimos cuando morimos. Al nacer, me dieron un nombre. Al volver a nacer, elegí yo el mio propio. Conforme pasa el tiempo entra gente y salen. Y algunos salen a la fuerza. No poder pasar el día de tu cumpleaños biológico con algunas personas que quieres porque ya no están. Algunos ni en la tierra. Me he acordado mucho de ti. De tus palabras. Del colgante que me regalastes porque en verdad sabías que no estarías para dármelo. Que estarías muy lejos. Siempre observando.
De todas las criaturas de la tierra, el ser humano es la más despiadada. La suposición de seres empáticos que sin embargo no hacemos más que daño unos a los otros. Si se supone que sabemos lo que es amar a alguien, y que no esté, no debería existir la empatía hacia la persona que se encuentra en la mismo situación que una vez te encontrastes. Si conocemos el dolor que producen ciertas cosas, por qué las hacemos nosotros mismos. Vivir una mentira. Creer encontrar quien te ha salvado y que sea quien te va a destruir. El amor, no es como nos lo habían contado.
Despertarse todos los días, sintiendo que cada día la cama se te hace más grande. Y con el la ausencia. Sacas fuerza sin saber de donde para afrontar el día, tan buena actriz como te enseñaron tus tiempos de teatro para poner una sonrisa. Para tratar con la gente y que se piensen lo feliz que es tu vida. Y eso te consume. Conforme pasa el día, las fuerzas se agotan, llegas a duras penas a tu cama donde finalmente todos los pedazos se desmoronan. Noche tras noche. Y te toca recomponerte. Pasar la noche en vela volviendo a pegar cada trocito. Aunque sabes que uno de esos trozos en tu pecho nunca volverá a su lugar. Y vuelve amanecer. Vuelve la ausencia. Vuelve aparenter. Vuelve romperse. Pero vuelve. No tener derecho ni a una despedida. Ni a un adios. Tan poco valgo. Y cuanto antes aceptes que nunca va a volver, antes podrás volver a las tinieblas, a ese pozo vacío del que no debería haber salido. Pero vuelve.
Ojalá un día te quieras tanto como te quiero yo .
Sufro de una falta de inspiración temporal. Se me ha olvidado coger un lápiz para dibujar y a las palabras les cuesta salir al folio. Y escribo basura que no hago más de desechar. Hay demasiado ruido en mi cabeza. Demasiado alboroto. Unas interferencias que tienen tus ojos. Subiré más alto. Hasta el espacio. Si con ello consigo silencio. Hay demasiado ruido Alboroto.
La absurda manía del ser humano de valorar las cosas, cuando ya no las tienes. De valorar a las personas, cuando ya se han ido. El creerte que van a volver cuando tú quieras. Y no. Mucho más lejos de la realidad. Por qué no se valora a la persona que está ahí, a tu lado, luchando día a día, a veces incluso sin que lo sepas. Y solo darse cuenta cuando se hayan ido. Por qué tenemos los ojos tan cerrados. Qué nos da tanto miedo ver. De qué hay alguien que nos quiere.
Si hiciera una lista de las cosas que me gustan de ti. Estaría tu pelo y su estúpida forma de caerte por la cara. Estarían tus ojos, tan profundos como un pozo, en el que me gusta adentrarme y saber más de ti que tú mismo. Estaría tu son boca, con esa sonrisa que se te forma de oreja a oreja tan pocas veces que no te das ni cuenta. Estarían tus manos y tu piel, que andan con miedo de no romper, pero es a ti quien se rompe si no te tratan bien. Estaría la ilusión que le pones al hablar en algunas cosas. La pasión de las cosas que te gustan. Estaría tu voz, la que a veces calla demasiado. La cual aún estando ya muy lejos en el silencio de la noche me parece susurrar. Estarían tus demonios. Tu fragilidad. Tus miedos. Tus inseguridades. Porque hasta tus defectos, tu parte "mala" me gustan. Porque hacen ser quien eres. Porque se que un día los superarás. Estaría la paz que me das dentro de la tormenta. La...
Si los silencios no son incomodos Si las esperas se hacen llevaderas Si fueramos por el mismo camino La lluvia cae, y no me tocan. Las gotas, frias sobre tu cara, ocultando todos tus miedos. Y tus anhelos. Callar tan fuerte que se oiga en el silencio. Un estruendo. Un trueno. Todo lo que no nos decimos. No nos dijimos. Ni nos diremos. Las palabras se enquistan. Y encontrar la calma a mi tormenta, en tu caos.