La absurda manía del ser humano de valorar las cosas, cuando ya no las tienes.
De valorar a las personas, cuando ya se han ido.
El creerte que van a volver cuando tú quieras. Y no. Mucho más lejos de la realidad.
Por qué no se valora a la persona que está ahí, a tu lado, luchando día a día, a veces incluso sin que lo sepas. Y solo darse cuenta cuando se hayan ido.
Por qué tenemos los ojos tan cerrados.
Qué nos da tanto miedo ver.
De qué hay alguien que nos quiere.
Son los versos robados, los que queman cada noche. Las palabras que tapan con su velo los puñales. La poesía dedicada a las cosas que nunca tendremos. Alimentando nuestra propia tristeza y miedo. Y dime niña, ¿qué es aquello que tanto anhelas, si nunca has tenido? Y dile niña, ¿con qué sueñas cada noche sabiendo que no ya lo habías perdido? La voz resuena en tu cabeza, ríndete, dice profunda. Ríndete y deja que la oscuridad te destruya.