Si hiciera una lista de las cosas que me gustan de ti.
Estaría tu pelo y su estúpida forma de caerte por la cara.
Estarían tus ojos, tan profundos como un pozo, en el que me gusta adentrarme y saber más de ti que tú mismo.
Estaría tu son boca, con esa sonrisa que se te forma de oreja a oreja tan pocas veces que no te das ni cuenta.
Estarían tus manos y tu piel, que andan con miedo de no romper, pero es a ti quien se rompe si no te tratan bien.
Estaría la ilusión que le pones al hablar en algunas cosas. La pasión de las cosas que te gustan.
Estaría tu voz, la que a veces calla demasiado. La cual aún estando ya muy lejos en el silencio de la noche me parece susurrar.
Estarían tus demonios. Tu fragilidad. Tus miedos. Tus inseguridades. Porque hasta tus defectos, tu parte "mala" me gustan. Porque hacen ser quien eres. Porque se que un día los superarás.
Estaría la paz que me das dentro de la tormenta. La calma que siento dentro de tanto caos. La felicidad que conozco si veo esa forma estupida de tu pelo por la cara, esos ojos profundos, esa sonrisa de oreja a oreja, tus frágiles manos y tu piel.
Estaría la forma de la que me llenas de vida.
Sin duda, estarías tú.
Son los versos robados, los que queman cada noche. Las palabras que tapan con su velo los puñales. La poesía dedicada a las cosas que nunca tendremos. Alimentando nuestra propia tristeza y miedo. Y dime niña, ¿qué es aquello que tanto anhelas, si nunca has tenido? Y dile niña, ¿con qué sueñas cada noche sabiendo que no ya lo habías perdido? La voz resuena en tu cabeza, ríndete, dice profunda. Ríndete y deja que la oscuridad te destruya.