Biológicamente cumplimos años. Nos hacemos mayores. Nos asocian un número, que solo representa la edad natural.
No tienes porque haber empezado a vivir el día que nacistes. Igual que puedes estar muerto antes de morirte.
Nuestra edad real es la de nuestro alma, la de nuestro corazón, que va marcada por nuestras vivencias, sentimientos y emociones.
Nosotros elegimos cuando vivimos.
Nosotros elegimos cuando morimos.
Al nacer, me dieron un nombre.
Al volver a nacer, elegí yo el mio propio.
Conforme pasa el tiempo entra gente y salen. Y algunos salen a la fuerza.
No poder pasar el día de tu cumpleaños biológico con algunas personas que quieres porque ya no están. Algunos ni en la tierra.
Me he acordado mucho de ti. De tus palabras. Del colgante que me regalastes porque en verdad sabías que no estarías para dármelo.
Que estarías muy lejos.
Siempre observando.
Son los versos robados, los que queman cada noche. Las palabras que tapan con su velo los puñales. La poesía dedicada a las cosas que nunca tendremos. Alimentando nuestra propia tristeza y miedo. Y dime niña, ¿qué es aquello que tanto anhelas, si nunca has tenido? Y dile niña, ¿con qué sueñas cada noche sabiendo que no ya lo habías perdido? La voz resuena en tu cabeza, ríndete, dice profunda. Ríndete y deja que la oscuridad te destruya.