Es el miedo, el que maneja últimamente mis días.
El que contínuamente tiene agarrado mi corazón,
la boca del estómago,
la respiración.
A cubierto mis días con un velo negro
el cual no me deja ver la luz del día.
Estoy sola, con mis recuerdos, con un pasado que apenas puedo tocar.
Solo veo un futuro incierto, y al parecer, cada vez más lejos de ti.
Incluso de mi misma, del contacto de los pies con la tierra.
Porque ya no siento ni la lluvia caer.
Son los versos robados, los que queman cada noche. Las palabras que tapan con su velo los puñales. La poesía dedicada a las cosas que nunca tendremos. Alimentando nuestra propia tristeza y miedo. Y dime niña, ¿qué es aquello que tanto anhelas, si nunca has tenido? Y dile niña, ¿con qué sueñas cada noche sabiendo que no ya lo habías perdido? La voz resuena en tu cabeza, ríndete, dice profunda. Ríndete y deja que la oscuridad te destruya.