Y hoy me he derrumbado.
Porque hay días que simplemente no puedes con todo, que no llegue el día en el que irán las cosas bien. Algo, aunque sea.
Y me he derrumbado delante de la persona que más quiero en este mundo, mi abuelo.
Resuenan en mi cabeza sus palabras de : y cuando tú necesites llorar, aquí estaré yo para poner el hombro.
Pero no puedo hacerle eso. No puedo hacer eso a las personas a las que quiero.
Porque estoy sola en esto.
Pero ya tampoco se, si la próxima vez que me derrumbe, seré capaz de levantarme.
Son los versos robados, los que queman cada noche. Las palabras que tapan con su velo los puñales. La poesía dedicada a las cosas que nunca tendremos. Alimentando nuestra propia tristeza y miedo. Y dime niña, ¿qué es aquello que tanto anhelas, si nunca has tenido? Y dile niña, ¿con qué sueñas cada noche sabiendo que no ya lo habías perdido? La voz resuena en tu cabeza, ríndete, dice profunda. Ríndete y deja que la oscuridad te destruya.