Me alegra ver en lo que te has convertido.
Porque me ayuda a no echarte de menos.
Me gustaba la persona que veía con mis ojos, no la que eres ahora, para nada.
No tendrías que haber vuelto a entrar en mi vida solo para marearme, para que hicieras que perdiera a alguien que valía la pena, porque parece que no te gusta verme feliz. Que no quieres que siga adelante.
Te lo dije, que si volvías que no fuera para hacernos más daño. Si no, no vuelvas.
Son los versos robados, los que queman cada noche. Las palabras que tapan con su velo los puñales. La poesía dedicada a las cosas que nunca tendremos. Alimentando nuestra propia tristeza y miedo. Y dime niña, ¿qué es aquello que tanto anhelas, si nunca has tenido? Y dile niña, ¿con qué sueñas cada noche sabiendo que no ya lo habías perdido? La voz resuena en tu cabeza, ríndete, dice profunda. Ríndete y deja que la oscuridad te destruya.