Es como escribirle a un fantasma.
Cartas que nunca serán enviadas, entregadas, ni leídas.
El papel que se deshace con el agua del mar, con la sal de sus lagrimas.
Cartas escritas de madrugada, para ordenar los pensamientos. Para curar el alma.
La noche es fría y el invierno largo. Pero la tinta está caliente y la carta arde bajo sus trazos.
Es como escribirle, a un fantasma.