Me deslizo hasta tu ombligo.
Llego a una bifurcación, creo que me he perdido.
El olor de tu pelo, la delicadeza de su piel, se quiebran bajo mis dedos, empieza a desaparecer.
Despiertas. La oscuridad. Otro olor. Otra cama.
No era más que otro sueño, de tu cama en llamas.